- Sí, lo está. ¿Misteriosa por qué?
- Mmm, lleva razón. Mejor dicho la dama... que es capaz de sobrevivir una noche fuera.
- ¿Eso tiene algún mérito? -no sabía si estábamos de risa, o enserio. Pero su sonrisa hacía que yo sacara otra también, y entre los dos hacer de esa conversación algo parecido a un teatro.
- Jajaja, ¡pues claro! ¿Sabes la de vagabundos y locos que hay sueltos por ahí por la noche? Sin contar el resfriado que podrías haber cogido.
- Pero un resfriado...
- ¿Qué pasa?
- Nada, nada. ¿Vamos a dar nuestro paseo?
Otra vez. Casi se me escapaba que en mi época un resfriado es casi inofensivo.
- Pues claro. ¿Cuáles son sus parajes favoritos?
- ¿Qué? Ah, elija usted.
- Como usted quiera, jaja.
Sonreí. Vale. Estaba CLARO que no aguantaba veinte minutos más en esta época. Necesitaba volver a mi querida casa llena de escondrijos, a escuchar las quejas de tía Margaret, abrazar a Alice... Ahora que caía; ¿QUÉ ESTARÍA PASANDO EN EL AÑO 2011? Seguro que todos están preocupados... ¿abran llamado a la policía? Dios... tenía que encontrar la forma de salir de aquí, y eso no se solucionaba dando paseos con un chico al que acababa de conocer.
- William...
- ¿Sí?
- No puedo hacer esto.
- ¿El qué?
- Esto... estar aquí contigo. Tengo cosas de las que ocuparme.
- Vamos, has perdido... a tu familia, tu casa. Lo siento. Pero... no tienes dónde quedarte. ¿Sabes? Siempre me ha gustado tener alguna amiga. Todas las señoritas que veo... solo se acercan a mí porque su rico padre les ha dicho que hable conmigo. Pero tú eres diferente, hasta te muestras indiferente a mí.
- Pero... no lo entiendes, William.
- ¿El qué no entiendo? ¿Que tu eres otra de esas chicas?
- ¡NO! Me has caído super bien pero...
- Entonces, continuemos con nuestro paseo, por favor.
Callé. En realidad, me daba un poco de... pena. Yo era su primera amiga... no quería hacerle daño. Lo había conocido hace unas horas y ya lo... ¿quería? Solo como amigo, claro está. En realidad, William está muerto ahora mismo. Dios...
- ¡EMILY!
- ¿Qué? ¿¡QUÉ!?
Casi me caía. Me había pisado el vestido con los zapatos. O... espera, no sentía el suelo. NO SENTÍA EL SUELO.
- William... discúlpame un momento.
Salí corriendo como pude, mientras William gritaba mi nombre a mis espaldas. Estábamos en un parque. Corrí detrás de un gran árbol mientras contemplaba horrorizada cómo mis brazos se iban desvaneciendo. Llegué justo a tiempo para ver como todo lo que mis ojos divisaban se volviera negro y caer al vacío hacía... algún lugar en la línea del tiempo.
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