lunes, 29 de agosto de 2011

Chapter 7.♥

- ¿Está lista mi misteriosa dama? -preguntó William acompañado de una preciosa sonrisa.
- Sí, lo está. ¿Misteriosa por qué?
- Mmm, lleva razón. Mejor dicho la dama... que es capaz de sobrevivir una noche fuera. 
- ¿Eso tiene algún mérito? -no sabía si estábamos de risa, o enserio. Pero su sonrisa hacía que yo sacara otra también, y entre los dos hacer de esa conversación algo parecido a un teatro.
- Jajaja, ¡pues claro! ¿Sabes la de vagabundos y locos que hay sueltos por ahí por la noche? Sin contar el resfriado que podrías haber cogido.
- Pero un resfriado... 
- ¿Qué pasa?
- Nada, nada. ¿Vamos a dar nuestro paseo? 
Otra vez. Casi se me escapaba que en mi época un resfriado es casi inofensivo. 
- Pues claro. ¿Cuáles son sus parajes favoritos?
- ¿Qué? Ah, elija usted.
- Como usted quiera, jaja.
Sonreí. Vale. Estaba CLARO que no aguantaba veinte minutos más en esta época. Necesitaba volver a mi querida casa llena de escondrijos, a escuchar las quejas de tía Margaret, abrazar a Alice... Ahora que caía; ¿QUÉ ESTARÍA PASANDO EN EL AÑO 2011? Seguro que todos están preocupados... ¿abran llamado a la policía? Dios... tenía que encontrar la forma de salir de aquí, y eso no se solucionaba dando paseos con un chico al que acababa de conocer. 
- William...
- ¿Sí?
- No puedo hacer esto.
- ¿El qué?
- Esto... estar aquí contigo. Tengo cosas de las que ocuparme.
- Vamos, has perdido... a tu familia, tu casa. Lo siento. Pero... no tienes dónde quedarte. ¿Sabes? Siempre me ha gustado tener alguna amiga. Todas las señoritas que veo... solo se acercan a mí porque su rico padre les ha dicho que hable conmigo. Pero tú eres diferente, hasta te muestras indiferente a mí. 
- Pero... no lo entiendes, William.
- ¿El qué no entiendo? ¿Que tu eres otra de esas chicas?
- ¡NO! Me has caído super bien pero...
- Entonces, continuemos con nuestro paseo, por favor. 
Callé. En realidad, me daba un poco de... pena. Yo era su primera amiga... no quería hacerle daño. Lo había conocido hace unas horas y ya lo... ¿quería? Solo como amigo, claro está. En realidad, William está muerto ahora mismo. Dios... 
- ¡EMILY!
- ¿Qué? ¿¡QUÉ!?
Casi me caía. Me había pisado el vestido con los zapatos. O... espera, no sentía el suelo. NO SENTÍA EL SUELO. 
- William... discúlpame un momento. 
Salí corriendo como pude, mientras William gritaba mi nombre a mis espaldas. Estábamos en un parque. Corrí detrás de un gran árbol mientras contemplaba horrorizada cómo mis brazos se iban desvaneciendo. Llegué justo a tiempo para ver como todo lo que mis ojos divisaban se volviera negro y caer al vacío hacía... algún lugar en la línea del tiempo. 

viernes, 26 de agosto de 2011

Chapter 6.♥

- Bueno, háblame de ti. 
- ¿Qué quieres que te cuente? -dije un poco asustada. ¡VENÍA DEL SIGLO 21! ¿Qué iba a contarle?
- Pues... no sé; cómo has llegado hasta aquí, qué has hecho el resto de tu vida antes de estar... sola... por qué llevas ese vestido... -William soltó una pequeña risa. En realidad, era mono.
Nerviosa, empecé a ingeniármelas para contar una historia creíble e interesante:
- Pues... yo antes era como tú, osea no era rica pero vivía en una humilde casa lejos de aquí... desgraciadamente hace poco... mis padres y yo fuimos a ver un... -¿en esta época había teatros? ¿Óperas?-
- Sigue, Emily. ¿Fuisteis a ver el nuevo musical?
- ¡Sí! Sí, exacto, ese musical. Entonces a la salida de él, unos ladrones nos atracaron... soy hija única, así que al ir los ladrones primero hacia mis padres, ellos me gritaron que corriera, y yo les hice caso. Estuve corriendo casi media hora. Estaba muy cansada... pero tenía muchísimo miedo, y eso me daba más fuerzas para seguir adelante... Cuando por fin paré, me di cuenta de que mi arreglado vestido no me ayudaría a correr más, así que me puse este que encontré tirado por ahí... -entre los nervios que tenía para inventarme cosas progresivamente y la cara de asombro de William, me iba a dar un ataque de risa- y me dirigí. Pero al llegar allí, vi que los ladrones habían localizado mi vivienda y estaba en llamas. Entonces empecé a correr desesperadamente hacía ningún lado y... aquí llegué. 
Hubo unos segundos de silencio. Al poco rato, William decidió tomar la iniciativa:
- V-vaya... es muy... muy asombroso. 
- Ya ves... 
- Te traigo la comida, Emily. Si necesitas algo más me lo pides sin problemas, ¿vale? -dijo con una sonrisa en la cara la madre de William.
- Vale, muchas gracias señora. -contesté.
Tenía mucha hambre. Aunque, no iba a comenzar a devorar como un león delante de mi nuevo 'amigo'... y menos en esta época. ¿Por cierto en que año estamos? 
- Oye... ¿podrías enseñarme un calendario, William?
- Claro, pero ¿para qué? 
- Tú enseñamelo, por favor. 
- Vale, enseguida vuelvo.
- Ok. DIGO VALE.
- ¿Qué has dicho?
- Nada, nada. Corre a por el calendario, por favor.
- Pues vale...
Eso era otra de las cosas... ¿Cómo se habla en esta época? No podía meter la pata diciendo una de mis típicas expresiones como 'mola', 'flípalo' o muchas otras. Debería estar al tanto para no ser descubierta.
- Aquí lo tienes. -aseguró William, entregándome una hoja de papel con muchas letras y números, escritos con una caligrafía perfecta. 
- ¿Está hecho a mano?
- ¿Cómo si no? -William rió.
- Jajaja, cierto. 
"1923". Perfecto. Todavía no ha nacido nadie a quien yo conozca. Espera... puede... ¡SÍ! Mi abuelo, mi abuelo nació hace 6 años. Pero no pienso hablar con un enano, no me va a entender nada y encima puedo cambiar seriamente el presente. 
- ¿Pasa algo, Emily?
- No, nada William. ¿Vamos a dar un paseo?
- Claro, pero primero deberías quitarte esa ropa que llevas... ven, te buscaré algo en el armario de mi madre.
- ¿De tu madre? ¿Eso no me estará grande? 
- Ya verás...
Subimos al piso de arriba. Todo estaba perfectamente decorado e iluminado. Parecía que estaba en los decorados de una película de los años... del año 1923. Reí levemente. Todavía no me lo creía. 
Al llegar arriba, entramos en una especie de habitación llena de vestidos y complementos. Un vestidor a lo GRANDE. 
- Bien Emily, elige lo que más te guste.
- Pero... ¿a tu madre no le molestara? 
- Que va, estas son sus prendas de la infancia preferidas; le daba pena tirarlas y las guardaba aquí. Puedes coger lo que te plazca. 
- En ese caso... ¡eh! Sal de aquí.
- Vale, jajajajajaja.
Reí. Seguidamente, me dispuse a jugar un poco a vestirme de... 'otra época'. Algo parecido a lo que hacía con Alice en su desván hace un tiempo... pero con más clase.